Entre los síntomas más comunes, encontramos ruidos al cambiar de marcha mientras conducimos con normalidad o dificultad en el engranado de las mismas.
No obstante, para cerciorarnos, no tendremos más que buscar manchas en el pavimento. Podemos colocar un cartón bajo el vehículo, para asegurarnos de poder localizar las manchas. Éstas han de tener un olor fuerte y característico como a huevos podridos, mientras que si el goteo proviene del aceite del motor las manchas serían más oscuras y fluidas.
Si conseguimos encontrar la fuga, y no se encuentra entre los casos anteriores que sí podemos solucionar desde casa, -apriete de tuercas o cambio de tapones– tendremos que acudir al mecánico a la mayor brevedad posible, aunque si vemos que la pérdida es muy pequeña y nos queda poco tiempo para cambiar el embrague, podemos esperar reponiendo valvulina cada pocos kilómetros, para ahorrar parte de mano de obra ya que el bloque será extraído.
Otra solución que podemos encontrar en el mercado, es la adquisición de aditivos tapafugas que se añaden a la valvulina y sirven para sellar y proteger temporalmente la caja de cambios.
Para los valientes que decidan tratar de repararla por su cuenta, lo ideal es vaciar totalmente la valvulina, dejando que escurra por completo. Después, proceder a limpiar con desengrasante y agua tantas veces como sea necesario, pasando un paño con alcohol para finalizar. En el propio libro de mantenimiento del vehículo, encontraremos qué marcas de adhesivos son más adecuadas.