La muerte de Paul Walker, actor de la recordada película “Rápidos y furiosos”, conmocionó a todo Hollywood y, en especial, a todos los amantes de los fierros que disfrutábamos con la destreza que desplegaba frente al volante en cada una de las entregas de la popular cinta. Las primeras investigaciones apuntan al exceso de velocidad, pero al indagar en el modelo del auto se puede encontrar algo más.
Como se sabe. Walker perdió la vida a bordo de un Porsche Carrera GT 2005, un auto que reúne todas las cualidades técnicas de un vehículo para competiciones deportivas, pero que también ostenta una serie de defectos propios de este tipo de unidades tal como lo señaló en su momento la compañía alemana. "Carrera GT es lo más cercano que jamás tendremos a un auto de carrera. El vehículo tiene todas las desventajas de un auto de carrera", se lee en una de las misivas enviadas por la compañía a cada una de las personas que compraron este modelo desde el 2004; según informa el diario La República.
"Este vehículo no puede pasar por encima de una lata de cerveza que está botada a su lado", se señala también en algunos documentos enviados por Porsche. No obstante, cabe recordar que tanto Walker como Roger Rodas, pilotos de carreras, tenían experiencia en el manejo de este tipo de vehículos. Por lo pronto, continúan las pesquisas a fin de conocer si la muerte de ambos se debió a una falla mecánica o a un error humano.