Una réplica del Bugatti Veyron construida sobre la base de un Mercury Cougar del 2001 pudo ser vendido por la inimaginable cifra de 54 mil euros (por inimaginable nos referimos a que no pensamos que alguien fuera a comprarlo, menos aún, por tanto dinero).
Al inicio los creadores de este engendro pedían 75 mil euros, lo suficiente como para comprarnos un M Performance o un Porsche Cayman, tal vez un Macan, lo que sea, pero no una réplica.
Se sabe bien que esta farsa de hiperdeportivo conserva el motor V6 Duratec de 3 litros original, el cual envía toda su potencia a los neumáticos delanteros, nada en comparación al motor W16 de 8 litros equipado con 4 turbos del Bugatti Veyron capaz de entregar hasta mil HP.
Alguien se lo llevó, seguro lo compró para pretender que conduce un Bugatti, no obstante, él sabrá que no.