Hace unas semanas, cuando estábamos al tanto de las novedades del Salón Internacional de Ginebra, descubrimos un vehículo que no solo sorprende por su extravagante y aerodinámico diseño, sino también por su procedencia china. Y no lo digo en manera de prejuicio, lo digo porque he visto desde modelos casi idénticos a los de Toyota hasta “Rolls Royce” por menos de 50 mil dólares Made in China.
El TREV podría ser el superdeportivo chino por excelencia, sus increíbles rasgos exteriores lo hacen único e irrepetible, puede ser lo que es el 918 Spyder para Alemania, el McLaren 675 LT de Inglaterra, el Koenigsegg One de Suecia, podría representar todo lo que una industria jamás se atrevió a ser.
Construido con la idea de entregar más de 1000 caballos de fuerza a como dé lugar, su tecnología atrae a más de uno, además de su diseño y las prestaciones que traería, China no debe dudar en apoyar la idea de un superauto proveniente de su propio suelo, eso sería un delito.