Metal y pintura brillan en la máquina, donde apenas se ven el plástico ni los revestimientos. A primera vista, la moto parece de los años '70, pero la BMW R NineT es un modelo completamente nuevo que debe recordar a la histórica R90 S de 1973 y así entusiasmar a la mayor cantidad de clientes. No es el único caso.
En los coches ya desde hace tiempo se lleva el "look" retro. El nuevo Mini despierta incluso recuerdos del viejo modelo original del Fiat 500, muy lejos del Volkswagen New Beetle. Estos vehículos se venden bien y ahora también las firmas de motocicletas recuperan modelos como el Café Racer de los "rockers" de los '60 en el Reino Unido, Scrambler con tubo de escape alto, Chopper ligeras o Bobber veloces.
Casi todas las grandes marcas ofrecen al menos un modelo de este tipo. Es el caso de la BMW R nineT, la Honda CB 1000, la Kawasaki W 800, la Moto Guzzi V7, el trío de la marca Triumph Bonneville, Scrambler y Thruxton, así como de las Yamahas XV 950 R y SR 400.
A ellas hay que sumar modelos más exóticos como el de la firma suiza Egli, la renacida marca Horex o la Indian y Royal Enfield en estilo "vintage". Hasta Harley-Davidson ofrece en la línea "Dark Custom" tres modelos que se enmarcan en este esquema. Aunque las ventas de estas "retro-bikes" el año pasado no fueron especialmente significativas, aportan mucho en imagen porque llaman la atención en la calle.
"En el segmento del motor, la diversidad del diseño y de tipología siempre fue una condición importante para mostrar la individualidad del piloto", dice Reiner Brendicke, director de la industria motociclista en Alemania. La mayoría de los propietarios de moto lo son por hobby. Pocos lo usan como un simple vehículo práctico.
"El comprador de una motocicleta lo hace sobre todo por razones emocionales, por ejemplo elige una que le parezca bonita", dice el pofesor de diseño Lutz Fügener.
Las máquinas sin accesorios ni revestimientos tienen una estética especial y con ello un poder de atracción: tienen, a diferencia de un coche, toda su tecnología a la vista. A diferencia de en las motocicletas modernas, el motor no se esconde detrás de anchos revestimientos o cubiertas de plástico.
"La sencillez y la comprensión de la técnica fascina a muchos clientes, que pueden ver cómo funciona la moto", dice Fügener. El piloto tiene la sensación de comprender mejor la tecnología que tiene en sus manos. Y en el caso de las "retro-bikes" se suma el encanto de lo viejo, de lo original.
Los productos retro son considerados "cool" por los jóvenes y a los mayores les despiertan recuerdos del pasado.
Sin embargo, no se debe temer lo que a simple vista puede parecer una tecnología obsoleta. Las "retro-bikes" no son menos seguras que las modernas, ya que cumplen perfectamente con los estándares actuales, equipadas incluso con ABS.
"En principio, no hay desventajas para los compradores que prefieran una línea clásica", afirma Reiner Brendicke.
Según Fügener, retro no significa necesariamente un punto de vista histórico, sino que retro puede significar simplemente no seguir una tendencia generalizada, que en el sector de las motos es la búsqueda de mayor potencia y aceleración.
Las motos más modernas alcanzan los 200 caballos y deben recurrir al frenado electrónico para que el piloto no acabe en la cuneta. En los modelos retro no se trata tanto de "valores máximos en los datos técnicos, sino de simplicidad, sensación de placer y de una buena relación entre diversión y coste", afirma Fügener.
Esta tendencia, por ello, podría no ser una moda pasajera y divertida. "Quizás este tipo de diseño se siga desarrollando y con ello se copien cada vez menos los modelos históricos", dice Fügener.
La demanda de motos clásicas crece y cada vez comparten mayor espacio con los modelos más modernos.