Cuando nos referimos a inteligencia artificial en los coches, generalmente se habla de los vehículos autónomos que utilizan diversos elementos con la más avanzada tecnología para movilizarse por sí solos.
Según un artículo de 1999 de Renato Gómez Herrera, jefe de escritores de la Universidad Autónoma de México, la inteligencia artificial podría definirse como el medio por el cual las computadoras, los robots y otros dispositivos realizan tareas que normalmente requieren de la inteligencia humana.
Esto aplicado a los vehículos, funcionaría de tal manera que una computadora integrada al coche sea capaz de tomar decisiones en milisegundo mientras conduce de forma autónoma.
Para que un automóvil tenga eficiencia en la conducción autónoma, necesita de algunos elementos tecnológicos como el sistema LIDAR (Laser Imaging Detection and Ranging), que determina la distancia del vehículo con otro objeto. Es un radar situado en la parte más alta del auto y va girando a diez revoluciones por minuto, con un alcande de 100 m y el objetivo de trazar el entorno del vehículo. Funciona mandando un haz de laser que luego de rebotar procesa la información recogida que será interpretada por los procesadores.
Los procesadores captan toda la información de forma rápida y de la misma forma dan la respuesta para permitir al vehículo realizar una acción en milisegundos. El tiempo medio de reacción de algunas personas para pisar los frenos es de algo menos de dos segundos, mientras que el de un coche autónomo es solamente de 3 décimas de segundo. Esto gracias a la capacidad de procesamiento que llevan hasta 17 procesadores.
El conocido GPS es otro elemento fundamental para la inteligencia artificial de los coches, que se encargará de indicar al vehículo por donde tiene que ir para llegar a su destino.
Las cámaras ópticas de video serán las encargadas de detectar los semáforos y señalamientos viales. Estas se ubican en la parte superior de la luna delantera.
Por último, los radares están ubicados en diferentes posiciones estratégicas en el exterior del vehículo, tienen por finalidad detectar obstáculos que pueda haber en el trayecto del coche a una increíble distancia de 100 m.
Estos coches serían la solución ante los accidentes de tránsito y el tráfico vehicular de las grandes ciudades. Por lo pronto los vehículos completamente autónomos todavía están en fases de pruebas.